De haber sabido que su muerte era inminente, probablemente habría ido a otro sitio. Pero hizo lo que hacemos todos. Continuó con su aburrida rutina como si todavía estuvieran por venir todos los días del mundo.
Las cinco personas que encontrarás en el cielo. Mitch Albom. Círculo de Lectores. Barcelona, 2004. Página 15.
No creo que sea necesaria o inminente nuestra muerte para que aprendamos a vivir. Tampoco, que las rutinas sean malas per se.
Lo importante es saber que no disponemos de todos los días del mundo, y que debemos ponernos rumbo (a la vida, claro está) y no traicionar nuestra pequeña y verdadera esencia. También resulta capital aprender a recalibrar con los años, con las etapas y con las fases; entender nuestras mutaciones y aceptarlas.
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